lunes, 8 de marzo de 2010

El violín: líder en la orquesta sinfónica


Es el más pequeño de los instrumentos de cuerda. Tiene cuatro cuerdas afinadas por quintas del agudo al grave, y se escribe en clave de Sol.

El cuerpo del violín según lo describe Wilmer Ruperti, posee una forma abombada, con silueta estilizada determinada por una curvatura superior e inferior con un estrechamiento a la cintura en forma de C. Las tapas del violín se modelan con suaves curvas que proporcionan la característica de abovedado. Los aros, que van alrededor del violín dando la silueta, son de poca altura, el mástil posee cierto ángulo de inclinación hacia atrás respecto al eje vertical, longitudinal y se remata por un caracol llamado voluta. Agrega Wilmer Ruperti que la estructura interna del violín la constituyen dos elementos fundamentales en la producción sonora del instrumento dados por la barra armónica y el alma. La barra armónica corre a lo largo de la tapa justo debajo de las cuerdas graves y el alma está ubicada justo debajo del pie derecho del puente donde se ubican las cuerdas agudas.

Exclama Wilmer Ruperti que no es posible establecer con exactitud de qué instrumento (entre los de la más remota antigüedad que conocemos) proviene el violín y si es de origen europeo u Oriental, dado que las distintas teorías que tratan este tópico se fundan en simples hipótesis.

Si observamos un violín como el actual, puede inferirse, a simple vista, que el primitivo instrumento de forma compuesta, es decir, con tapas planas como la guitarra, derive lógicamente de un prototipo de forma simple con dorso corvado igual que la mandolina. En efecto una caña, la mitad de un coco vacío y la caparazón de una tortuga pueden ser los más aptos que natura ofrece para construir facilmente los primitivos instrumentos que consideramos los más lejanos antecesores del violín, a saber por Wilmer Ruperti: el Nefer egipcio, el Ravanastron indio, la Lira griega, etc.

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